Una urbe llena de luces que despiertan fantasías
tras una escena apasible de edificios que sin prisa,
despuntan al cielo estrellado que con una leve brisa
trae recuerdos muy lejanos llenos de melancolía.

Vida que pasa sin tiempo en un trajín incansable
trabajos que no terminan en aquel anden lejano
para saciar el deseo de un sueño americano
se repite en cada uno, ese deseo insaciable.

En fín las noche y días que sólo las luces separan
donde en un apartamento quizás alguien ha pensado
que la vida de Manhattan lo ha tornado muy cansado
sin amores, sin amigos que una música escucharan.

Cuantas noches en Manhattan y cuantos sueños truncados!
y que quizás en un bar, trabajadores suspiran
soñando con proseguir , como bohemios se animan
a vivir ese modelo de un gran sueño americano.

Otros por el contrario con fortunas insoñadas
llevan vidas que no puedes ni siquiera imaginar
un mundo desconocido, vidas de menos luchar
que por sudor de otros seres ellos pueden disfrutar.

Y tenemos en Manhattan otro grupo que no ves,
aquellos que en un revés la suerte no sonrió
en su lucha inmigratoria la vida le maltrató,
y su vida ya no es vida por un mendrugo tal vez.

Los que visitan la urbe y gastando sus dineros
disfrutan de lo que muchos piensan es noche en Manhattan
pagando caro ese lujo que realmente les atan
a producir bienestares que es de muchos un placebo

Ay Manhattan! Ay Manhattan! que rara magia tu tienes
subyugando voluntades que realmente no ven
que la vida en esa urbe es más triste cada vez
hueca y vacia se torna al gozar de muchos bienes.


marita/004
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