Como un vendabal en su pleno apogeo,
tienen genios tan distintos y a la vez,
son vorágine que emanan un deseo
de actividad constante en su niñez.

Y si están en casa tu los sientes,
se hacen notar con gran facilidad,
si se ausentan del ambiente tu presientes
que hay tristeza... no hay felicidad.

Cuando salen de paseo que silencio!
falta algo que no sabes qué será...
pero cuán alegre se torna el momento
al regresos de los niños al hogar.

son amados y temidos juntamente,
si no les escuchas has de averiguar,
travesuras inocentes serán la fuente
del misterio que planean para actuar.

cuánto amor de los pequeños recibimos!
en detalles que no podrás nombrar,
su alegría y bullicio compartimos
sin dejarles un momento de mimar.

Agradezco a la vida ese tesoro
que en ellos realizado, siempre está,
el mañana tendrá el fin deseado
contemplando su actual felicidad.

poema: dylia-marita








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Rafi y Betito


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